Etiquetado: prescripción
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En el mundo de la gestión sanitaria, en particular de los responsables de la mejora de las aplicaciones informáticas que utilizan los profesionales sanitarios, hay dos grupos de personas: un grupo, poco numeroso, que entiende su trabajo como un servicio al usuario de estas aplicaciones. Esos, que creen que su aportación a la misión común de elevar el nivel de salud de la población es hacer más fáciles y mejorar continuamente estas aplicaciones. Otro grupo, que por el contrario carece de empatía con las necesidades de los usuarios, hacen caso omiso de sugerencias, críticas y su única misión parece ser cumplir, y hacer cumplir, unas normas reales o supuestas, como si ellos, y solo ellos, fueron los amos y se?ores del santo grial informático. Lo peor es que esta alianza entre burócratas, gestores e informáticos (muchas veces en una misma persona, en una trinidad no santa) es terriblemente exitosa para cumplir espurios objetivos, a la vez que obstaculizan el trabajo de los profesionales.
Para muestra un sencillo, muy sencillo, botón:
Caso 1- Responsables de sistema de información de atención primaria y centro de medicamentos de Catalu?a, publican en la revista Atención Primaria un artículo donde se muestra como una medida sencilla (informar de la posología o frecuencia de administración en el módulo de prescripción de forma predeterminada) aumentaba la adecuación de esta frecuencia en las prescripciones, lo que suponía una mejora en la seguridad y en la eficacia de los tratamientos.
Caso 2- Prescripción de heparinas de bajo peso molecular en el módulo unificado de prescripción, más conocido como “el MUP”. Estas heparinas tienen dos posibles vías de administración, a saber: subcutánea (sc) para prácticamente todas las indicaciones, e intravenosa en el tratamiento inicial del IAMCEST agudo, es decir que se administra en situaciones de urgencia y en hospitales.
En resumen, el 99,999999 de las veces que un profesional prescriba en el MUP estas heparinas, la vía de administración será subcutánea. Pues bien, unos preclaros farmacéuticos encargados del MUP decidieron que cada vez que se prescribiera una de estas heparinas, el medico debería elegir la vía de administración. Podrían haber dejado esta elección con la vía subcutánea por defecto, pero que va, eso seria facilitar las cosas, hay que elegir por narices la vía sc de un panel de dos posibles elecciones, si no la haces, el modulo no te deja prescribir el medicamento. Cientos de miles de clics gratuitos por mor del capricho de unos indocumentados.
El dise?o y la implantación de mejoras en los sistemas de prescripción electrónica contribuye a aumentar la calidad de la prescripción.
?Podrías decirnos, cual de los dos casos cumple esta sentencia?
Cuando el pueblo se equivoca
Durante las jornadas sobre “Mejora de procesos no asistenciales en Atención Primaria: IT y receta electrónica” que tuvo lugar en el Ilustre Colegio de Médicos de Madrid asistimos con estupor a las declaraciones de los representantes de la vocalía? mesa de AP de dicha institución. En resumen, venían a decir a propósito y aprovechando el Módulo ?nico de Prescripción, que “cada nivel asistencial sea responsable de lo que receta durante el tiempo que dure el tratamiento sin que tenga que ser el facultativo de AP el que tenga que validar lo que ha indicado el especialista al paciente”
La representante que participo en la ponencia, más aguerrida pero menos elocuente, llego a poner en duda la deontología, legalidad y oportunidad de la propuesta (muy sensata en este caso) del representante de la Subdirección General de Farmacia -y no sé cuántas cosa más- de que el médico de familia validara la continuidad del tratamiento independientemente de quien fuera el prescriptor inicial.
No tuve más remedio que acordarme de Do?a Florencia
Es verdad que venimos de una situación indignante, donde lo habitual ha sido que la? Atención Primaria tenia que transcribir a recetas oficiales las prescripciones realizadas por médicos del ámbito hospitalario. Tambien es verdad que la prescripción inducida implica la asunción de una responsabilidad que no corresponde al médico de familia.
Pero de ahí a rechazar una nueva e interesante función del MF (conciliación de la medicación) hay un trecho. La literatura científica muestra como la fragmentación de la atención y de la prescripción empeora el control de las enfermedades crónicas, aumenta las visitas a los servicios de urgencias e ingresos en hospitales, incrementa el gasto y probablemente empeore los resultados de salud.
El Módulo ?nico de Prescripción,-con todas la reservas que supone no conocerlo- es una oportunidad de pasar de la prescripción inducida burocrática y alienante a una prescripción razonada, eficaz y segura. El médico de familia tiene que jugar un papel protagonista y principal en beneficio del paciente. Si nosotros no lo hacemos alguien lo hará (peor) en nuestro lugar. Una vez más no nos podemos anclar en la presión asistencial y en ofensas pasadas, para perder el tren de una atención primaria de calidad.
indicacion > prescripción
Las soluciones más simples suelen ser las más eficaces y correctas. La simplicidad sin embargo se muestra elusiva cuando se busca y se hace mucho menos probable cuando los que la persiguen aumentan en número y capacidad de decisión. La informatización se puede implantar para agilizar procesos burocráticos tediosos o automatizar rutinas, pero tambien para la innovación mediante nuevas funcionalidades y facilitando el balance entre beneficios y cargas de trabajo en tareas de un gran valor a?adido potencial.
Un grupo de autores norteamericanos conjuga estas dos premisas en un artículo de perspectiva publicado en el NEJM esta semana. Proponen incorporar la “indicación” (o razones que motivan su uso) en la receta o cualquier tipo de orden de dispensación. Esta medida tan simple es poco seguida. Las recetas médicas oficiales incluyen en la hoja de instrucciones a pacientes, un apartado para el Diagnóstico, pero rara vez se cumplimenta. Los informes hospitalarios y de salud se disponen de tal forma que se exponen una lista de diagnósticos y una lista consecutiva de medicamentos, ?sin que en ningún caso se correlacione una lista con la otra. En la era de la receta electrónica a?adir la indicación en la prescripción de medicamentos es oportuna y poco costosa, permitiría una prescripción basada en la indicación que ofrecería ventajas tales como:
- Mejora en la seguridad del paciente y evitar errores de medicación
- Aumento del conocimiento sobre los tratamientos que toma y “para que” los toma, con una consiguiente mejora del cumplimiento terapéutico.
- Facilitar la accion de sistemas inteligentes de ayuda a la prescripción.
- Amplia el conocimiento de los tratamientos entre el equipo de profesionales sanitarios que en un momento determinado interactúan con el paciente
- Simplifica el proceso de conciliación de la medicación en las transiciones asistenciales
- Contribuye al conocimiento de la efectividad, idoneidad y usos fuera de indicación de los medicamentos y sus resultados.
Como objeciones se apunta en el artículo el problema de la confidencialidad, el aumento de la carga de trabajo (minimizado con un buen e “inteligente” sistema informático), la dificultad de asignar “indicaciones” y las clasificaciones utilizadas, así como el necesario respeto a la autonomía y capacidad de elección de los médicos. Como los americanos no son dados al hablar por hablar, ya han presentado un proyecto suficientemente financiado para favorecer este cambio hacia la prescripción basada en la indicación
En nuestro país y en particular en atención primaria la implantación de esta sencilla medida tendría al menos dos beneficios adicionales. Uno es el aumento de la calidad en la cumplimentación de las historias clínicas electrónicas, autenticos patatales de episodios y prescripciones. Resulta curioso que mientras en el artículo se aboga por ligar en los registros electrónicos la indicación a la prescripción, en nuestra historia clínica electrónica, gracias la clarividencia de sus creadores, esta tarea ya es obligatoria desde el principio.
Otra es la creación de “auténticos” indicadores de calidad de la prescripción en lugar del amasijo informe de números que pueblan y divierten las hojas de cálculo de nuestros directivos y farmacéuticos de área.
Gordon D. Schiff, Enrique Seoane-Vazquez, Adam Wright. ?Incorporating Indications into Medication Ordering — Time to Enter the Age of Reason.?N Engl J Med 2016; 375:306-309?DOI: 10.1056/NEJMp1603964
Libertad de prescripción, libertad de dispensación
Hace trece a?os Manuel Galvez escribía este estupendo editorial, las cosa sigue más o menos igual.
EDITORIAL
Libertad de prescripción, libertad de dispensación
Gálvez Ibá?ez M. Médico de Familia
Todos recordaremos cuando éramos ni?os y nos íbamos a jugar a la pelota a un descampado. Las discusiones eran continuadas: nadie sabía si la pelota había salido fuera de banda (?qué banda?) o había entrado en la portería (entre dos piedras), si la falta fue dentro o fuera del área (?área?) hasta que por fin alguno conseguía tiza y entre todos pintábamos el terreno de juego. Las líneas ya estaban claras, esto era el área y las faltas dentro de ella eran penalti, y esto era la banda, etc. Seguía habiendo discusiones, pero sin duda muchas menos, o al menos discutíamos con criterios aceptados de antemano. También las normas para pintar los campos eran iguales en todos los descampados.
En el momento actual, el mundo de la prescripción y de la dispensación de medicamentos en toda Espa?a, y en Andalucía, anda un tanto confuso, o al menos los médicos recibimos mensajes contradictorios, no sólo de parte de los que por su propia naturaleza deban enviar mensajes contradictorios a los médicos a este respecto, sino también por los encargados de velar por las rayas del campo. Si las reglas del juego son las de la libertad por encima de todo (jugar sin rayar el terreno de juego) habría que jugar a ello y que cada palo aguantase su vela.
No parece ser esa la opción elegida (seguramente no debe ser esa) y en todo el mundo se regula (se pinta el campo) de una u otra manera. Lo que está ocurriendo en nuestro país, y de una manera tal vez mas acusada en Andalucía, es que las líneas no se ven con claridad por lo que el juego resulta confuso, para los actores y para los que sufren el espectáculo. En ocasiones los campos se pintan de manera diferente en diferentes descampados (distritos, comunidades autónomas). Se ponen límites a la dispensación de algunos productos en unas comunidades autónomas, en otras no. A su vez esas mismas normas se aplican con muy diferente rigor en los diferentes distritos andaluces, sustituyendo la arbitrariedad de la prescripción que se quiere combatir con otra arbitrariedad (no entramos aquí en la arbitrariedad o no de la norma, sino en la de su aplicación). Unas comunidades autónomas sufragan los costes de la prescripción de fármacos de Valor Intrínseco No Elevado (VINE), otras no. Nítidamente, no se puede estar de acuerdo en que los recursos del sistema sanitario publico se malgasten.
Nadie puede propugnar la libertad de prescripción como un valor absoluto que deba escapar a cualquier control. Por supuesto no se hace desde este editorial.
Lo que sí se afirma es que, para clarificar la actuación, las líneas deben pintarse más nítidamente. Nuestros pacientes, en especial los más ancianos, entienden mal que, pongamos por caso, sus pastillas blancas de toda la vida sean un mes cápsulas azules, y grageas amarillas al mes siguiente. En algunas ocasiones haya que tomarlas más (o menos) veces al día, o sean más (o menos) difíciles de tragar. Todo ello en función de la sensibilidad de su médico, o del sustituto, hacia la prescripción de principios activos. En ocasiones el paciente observa que el médico de la consulta de al lado no le cambia las pastillas a su vecino, y a él su médico sí. En ocasiones va a la farmacia, y el farmacéutico, o el chico de la farmacia, se empe?a en que estas otras son iguales, e incluso mejores que las que tomaba asiduamente. El paciente, o el familiar que le administra la medicación al viejecito ya no sabe a qué carta quedarse ?por qué tanta insistencia en que me lleve estas y no aquellas si son iguales? ?Si son iguales por qué no me dan las de toda la vida? Porque unas son más caras, se les contesta. Si son iguales, ?por qué unas son más caras que otras? Y en estas estamos. Por paradójico que parezca, también en ocasiones se observa que el médico que prescribe por principio activo, comprueba como a su paciente se le ha dispensado, y por tanto cargado en su cuenta (la cuenta del médico) el preparado comercial más caro.
El campo de acción de la industria se ha trasladado, parcialmente, hacia las oficinas de farmacia. Este es cambio cualitativo que merece rese?arse: Si un médico se deja seducir por la industria farmacéutica para prescribir un determinado producto puede salirse de los cauces éticos, y así es percibido y expuesto públicamente; si lo hace el farmacéutico se trata de una cuestión dentro de la lógica del mercado, de la saludable y necesaria optimización de los beneficios empresariales.
Nos encontramos ante otra trampa: la administración central se dedica a aprobar nuevos productos (y de paso a hacer caja) que las diferentes agencias de evaluación de medicamentos se apresuran inmediatamente a catalogar bajo el epígrafe “sin aportaciones de interés”. Al médico se le traslada el mensaje de: “está en el mercado pero no lo recetes”, o receta este otro que aporta las mismas ventajas. La situación se agrava a partir de la generalización de las transferencias sanitarias.
Ahora el gobierno central aprueba lo que han de pagar otros: las comunidades autónomas. Ciertamente tenemos que conseguir entre todos acabar con los espectáculos, bochornosos para toda la profesión, de los viajes pseudocientíficos (no estamos hablando de los congresos, ni de cursos u otras actividades científicas) pagadas a médicos por parte de la industria farmacéutica (en ocasiones no se respeta ni la prohibición expresa de viajar con el cónyuge si no es médico). Estas excursiones son un desdoro para toda la profesión y hemos de conseguir que los compa?eros que acceden a este tipo de prácticas, al menos, se avergüencen de ello. Conseguir la vergüenza de los laboratorios (pocos y se?alados) que aún incurren en estas prácticas tampoco es un objetivo menor.
Existe, sin duda, un campo de acción simbiótico, honesto y elegante entre la industria farmacéutica y los médicos (y también la administración) que no debemos permitir se desvirtúe en medio de generalizaciones improcedentes y a todas luces injustas. Los límites están claros: debemos poder hacer lo que no nos importase que conocieran nuestros pacientes. Si con toda claridad decimos lo anterior, con la misma decimos que la libertad de dispensación también precisa ser regulada en beneficio de los pacientes. La necesaria clarificación de la que hablamos no debería ir en la línea de conocer quien se puede o no beneficiar de la prescripción o dispensación de un determinado producto que pretende aliviar el dolor de los que sufren.
Se trata de alejar cualquier posibilidad de lucro para los profesionales, sean estos quienes sean, así como de mejorar la comprensión y facilitar el cumplimiento del tratamiento por parte de nuestros pacientes. De paso gana la mayoría: los profesionales sanitarios ganamos respetabilidad social; la administración sanitaria, autoridad moral ante sus profesionales. Los pacientes, claridad. La industria farmacéutica que ha elegido los cauces de la honesta colaboración vería recompensada su apuesta. Y pierden, deben perder, los que prefieren jugar en río revuelto. En la misma línea, este pareciera también ser el camino para la necesaria cooperación entre los médicos prescriptores y las oficinas de farmacia. Por otra parte, los datos disponibles parecen ser tozudos al confirmar que el ahorro en la factura de los medicamentos viene más de la parte de la indicación (mejor formación de los médicos) que de cualquier otra medida.
La tentación de la boina
La comunidad foral de Navarra tiene, como todas, una consejería de sanidad y un servicio sanitario de salud llamado Osasunbidea que hasta ahora se había caracterizado por una más que discreta- en el sentido positivo- actuación en el peliagudo tema de la libertad de prescripción.Ademas tinenen una inteligente política de información sobre medicamentos a los médicos prescriptores, baste recordar que elaboran el mejor boletín de información farmacoterapéutico?de toda Espa?a. Al contrario que sus vecinos vascos con sus ilegales sustituciones electrónicas o los falleros algoritmos?y otras medidas para dificultad la prescripción de otras comunidades, Osasunbidea parecía mantener la calma y confiar en políticas responsables y respetuosas con su capital humano.
Sin embargo la tentación totalitaria ha sido más fuerte y han caído como otros muchos en limitar la capacidad para prescribir libremente a los médicos de los centros de salud. Bien es cierto, que solo ha sido con un único fármaco muy promocionado pero de escasa eficacia. No obstante la forma de hacerlo (vía historia clínica electrónica) y el mismo hecho de atribuirse una función que no les corresponde convierten el hecho en muy grave y sobre todo peligroso.
Básicamente lo que han hecho es sacarlo de la receta electrónica, de tal forma que al contrario que todos los demás medicamentos (su receta se puede alargar hasta el a?o) no se pueden prescribir más allá de tres meses.
Interrogado vía twitter @SaludNavarra responde así:
Como en la Oceanía imaginada por Orwell en 1984, las palabras significan lo contrario de su concepto original: la paz es la guerra, el amor es odio, la fuerza es Ignorancia y las limitaciones a la prescripción se disfrazan de opción del médico a todas luces menospreciado.
Cuando se les pregunta:
No contestan
Esta medida ha originado varias manifestaciones?e incluso han merecido dos páginas en el suplemento semanal de un periódico nacional. Desde hace tiempo?que no compartimos esta?fe en el medicamento, más relacionada con campa?as promocionales de la empresa de siempre, que con verdaderas pruebas de su eficacia Tampoco participamos en una operación en la que sospechosamente participan asociaciones de pacientes. Pero no queda más remedio que deplorar la actitud del Servicio Navarro de Salud y llamar a los médicos de familia de esa comunidad, para que se opongan a estas medidas que limitan su libertad a la hora de prescribir.
Hoy es un medicamento sin importancia pero ma?ana puede ser uno mucho más necesario, hoy es una barrera algo ridícula pero ma?ana puede ser una imposición arbitraria que vaya en contra de nuestra profesión y de la salud de los pacientes.
La prescripcion por principio activo disminuye el cumplimiento
En un claro ejemplo de crear un problema clínico para solucionar otro financiero, el gobierno espa?ol y su ministerio de sanidad abrieron en 2011 la espita al cambio repetido y aleatorio de la forma y color de las?pastillas?que tomaban los pacientes crónicos del Sistema Nacional de Salud.
Los responsables políticos y técnicos tanto nacionales como autonómicos, así como líderes de opinión minimizaron los potenciales problemas de seguridad y cumplimiento en aras de un ahorro que mantuviera la sostenibilidad del sistema. Las pocas voces discordantes fueron ignoradas y se ridiculizo con anécdotas tabernarias, ideas tan importantes como el liderazgo clínico o la libertad de prescripción.
Los medicamentos genéricos deber ser intercambiables desde el punto de vista terapéutico, pero no están obligados a presentar un apariencia similar que la de sus homólogos de marca. Esto hace ?que los pacientes puedan recibir dentro del tiempo que conlleva un tratamiento crónico, varias pastillas con apariencia distinta pero el mismo principio activo. En algunos países como Espa?a estos cambios se fomentan, incluso por ley.
Sin embargo la evidencia es testaruda y hoy mismo se publica en la revista Annals of Internal Medicine un articulo titulado?Burden of Changes in Pill Appearance for Patients Receiving Generic Cardiovascular Medications After Myocardial Infarction:?Cohort and Nested Case–Control Studies?que concluye que la?variación en la apariencia de los medicamentos?genéricos se asocia con un deficiente e irregular uso de medicamentos esenciales para pacientes que ha sufrido un Infarto de miocardio.
Estudios anteriores han mostrado que estos cambios pueden ser perjudiciales y comprometer gravemente el cumplimiento terapéutico. Lo que se hace en este estudio es confrontar esta hipótesis mediante un estudio de casos y controles anidados en una cohorte de pacientes que recibían tratamiento (esencial y refrendado por la evidencia) tras un infarto de miocardio.
En resumen lo que hicieron fue recoger de los registros de una base de datos privada?de investigación, una cohorte de pacientes que tras estar ingresados por infarto de miocardio iniciaron el tratamiento habitual con betabloqueantes, IECAs o Ara2 y estatinas con medicamentos genéricos. De esta cohorte de pacientes se vincularon datos de una base de datos (FDB MedKnowledge) que recogía información ?sobre la dosis, color,forma y formulación de los medicamentos (cápsulas, tabletas, o suspensión).? Los miembros de la cohorte que interrumpieron el tratamiento con cada medicamento se consideraron casos, mientras que controles eran los pacientes de la cohorte que siguieron su tratamiento sin interrupciones. Gracias a los registros de renovación de las prescripciones se pudo evaluar se producían cambios de formatos en los medicamentos de la misma clase terapéutica, y si se interrumpió el tratamiento.
Los resultados se muestran en la figura y lo que nos dicen es que el cambio (discordance) en el color y la forma de los medicamentos se asocia con una falta significativa de persistencia en el uso de estos medicamentos, La odds de que un paciente se convirtiera ?en no cumplidor aumentaba un 34%?después?de un cambio de color de su medicamento y un 66%?después?de un?cambio en la forma (odds ratio 1,34 y 1.66 respectivamente). Un cambio de medicamentos en forma o color?ocurrió?antes de 1 de cada 14 episodios de incumplimiento.
?En fin Pilarin! que parece que no estábamos tan descaminados en nuestra razones para oponernos a ese desgraciado Real Decreto.
No son errores, la culpa es de la ley
Así se titulaba un artículo?del Boletín SEMFyC sobre los efectos desastrosos de la aplicación de una ley acelerada y sinsentido como el Real Decreto 16/2012.
Hay muchas maneras de matar se titulaba también un comentario?muy difundido de Juan Gervas alertando de las posibles consecuencias de este mismo RD.
Sin ánimo de establecer comparaciones, utilizamos estos ejemplos para hacer notar que las leyes no son neutrales y que buscadas o no, traen consecuencias inesperadas a veces graves, para muchas personas. Los médicos asistenciales, aunque tarde, nos estamos dando cuenta que toda intervención sanitaria ?puede acarrear da?os. Da igual que sobre el papel sea beneficiosa o que en su origen este la mejor de las intenciones. No basta, tiene que comprobarse adecuadamente que las intervenciones sanitarias, al igual que los medicamentos, producen beneficio, o mejor dicho que el beneficio compensa y supera a los da?os.
Dentro de la alocada carrera iniciada hace unos a?os para bajar desaforadamente el gasto farmacéutico, se han aplicado muchas medidas, algunas bastantes estrafalarias, cuya intensidad y número se ha visto aumentado a raíz de las presiones que las consejerías de sanidad, recibían de sus homólogos de hacienda con motivo de la crisis económica. Durante 2011 el ministerio de sanidad agobiado por las medidas de las consejerías autonómicas cada vez más agresivas con medidas fuera de sus competencias, decide acometer una solución a este problema y se saca de la manga el RDL 9/2011, de medidas para la mejora de la calidad y cohesión del Sistema Nacional de Salud. En este, se sanciona un método ahorrador probado en una comunidad Andalucía, donde su partido gobernaba con mano de hierro y desde hacía muchos a?os, la sanidad.
Es así como nace la famosa Prescripción Por Principio Activo o PPA, literalmente la ley dice:
La prescripción, indicación o autorización de dispensación de los medicamentos se realizará por principio activo, en la receta médica oficial u orden de dispensación, del Sistema Nacional de Salud.
Es decir, a partir de ese momento todos los médicos deberían prescribir los medicamentos no por marcas de fantasía o nombres genéricos, sino por el nombre de su principio activo. A la vez se obligaba al farmacéutico que recibía estas recetas a que dispensara la presentación del medicamento que tuviera menor precio.
Este Real Decreto contó con muchos apoyos en virtud de un supuesto ahorro y como colofón de una vieja aspiración política y gestora de control de la prescripción, anhelo en el que subyace una profunda desconfianza hacia los médicos prescriptores. Fuimos pocos los que nos opusimos a él, pero incluso entre sus defensores enseguida salió a la luz un problema: este Real Decreto sancionaba e incluso estimulaba el cambio de apariencia en los medicamentos, de tal forma que un paciente con un tratamiento crónico continuo, podía recibir envases con aspecto diferente cada vez que acudía a su farmacia.
No hace falta ser un genio (ni siquiera alto cargo de una Dirección General de Farmacia) para intuir el tipo de problemas que este hecho podía acarrear, problemas ligados con la eficacia o el?cumplimento terapéutico y sobre todo con la seguridad.
La duplicidad ?en la toma de medicamentos ha sido un evento cada vez más reconocido por los médicos ?asistenciales y ahora nos hemos enterado que además de frecuente es grave, muy grave. En una encuesta realizada por el Grupo de ?utilización de medicamentos de la ?Sociedad Espa?ola de Medicina Familiar y Comunitaria presentada en su último Congreso en Granada, se presentan los siguientes y escalofriantes datos:
hacerlo bien
?Hacerlo Bien, Hacer Lo Mejor o Hacerlo Mejor?.
Por Angel Ruiz Tellez??@artcymap
Marshall y Warren durante 20 a?os sufrieron una crítica feroz, desde gran parte de la profesión médica, que ridiculizaba, primero sus cuestionamientos y después sus hallazgos.
?Qué era Hacer Bien las cosas?. Bien claro, tener tranquilidad, reducción del estrés laboral y vital, dormir 8 horas, fuera picantes, suspensiones de antiácidos y piloroplastia y vagotomía, en los casos rebeldes.
?Cómo podía ser que la úlcera de estómago y duodeno fuera infecciosa?. Ambos dudaron sobre los dogmas y las ideas claras imperantes, alejándose de la ‘seguridad’ de las evidencias del momento. Llegaron a inocularse la bacteria, para demostrar sus hallazgos. Veintitrés a?os después de sus hallazgos de 1982, en 2005, recibían el Nobel de Medicina?al descubrir y demostrar la implicación infecciosa del Helicobacter Pylori, en la génesis de la patología péptica.
?Todos los dolores de barriga, ahora que sabemos más, pueden ser susceptibles de ser considerados patología ulcerosa?. ?La presencia de H.Pylori en un cultivo gástrico, en un paciente asintomático confirma la necesidad de un tratamiento erradicador?. ?Qué dice el Algoritmo?. ?Qué dice la experiencia?.
?Qué es la experiencia?. Hoy comenzamos a entenderlo. Es la ‘Copia Eferente’ que crea y lanza el cerebro?. Es la copia anticipada de los efectos inmediatos que se van a producir, que nuestro cerebro envía sobre nuestros músculos y sentidos. Es la que me permite conducir sin atención. ?No te ha sorprendido, y hasta sobresaltado, en alguna ocasión, al haber hecho consciente el haber conducido 100 km, hablando por tfno., o pensando en las musara?as, sin haberte enterado?. Esa ‘Copia eferente’ solo ‘te despierta del piloto automático’ cuando encuentra algo diferente a lo esperado y conocido.
El médico, ante cada paciente, tras muchos a?os de oficio, de manera consciente, y básicamente, de manera inconsciente, ha ido creando ‘Copias Eferentes’ de la condición de normalidad y de la condición de patología. Ese enorme conjunto de informaciones percibidas y registradas en el cerebro, no es el simple código diagnóstico informático con el que hoy se pretende ‘lanzar’ un comportamiento terapéutico, por medio de un simplista algoritmo, en una historia informática.
El Algoritmo y la Guía clínica, solo deben ser uno más de esos estímulos y percepciones que el cerebro balancea para el acto clínico, junto con los cientos de informaciones, inconscientemente registradas, en la adquisición de la ‘experiencia clínica’. Y nunca debe ser reducido a único, que es lo que se está tratando de imponer, por simples razones económicas disfrazadas de cientifismo, al interponer, en el momento de la prescripción o indicación de una intervención diagnóstica o terapéutica, un algoritmo que obliga, de una manera explícita, o por agotamiento (justificaciones escritas de la elección, 20 clics de ratón más, amenazas más o menos veladas…) a hacer algo que está centrado en las ‘evidencias del momento’.
No hay sistema informático que registre ni el 1% de la realidad de la complejidad clínica.
La forma de sentarse en la sala de espera, la presencia del acompa?ante y el tipo de acompa?ante, la forma de vestir, la expresión, si espera sentado o deambulando, su forma de entrar en la consulta, su forma de mirar, su color, su olor, su disociada expresión corporal-oral, el movimiento de sus manos, su forma de saludarte, su forma de sentarse…., son muchas de las informaciones que el cerebro ha captado a retazos, en vistazos al abrirse la puerta de la consulta entre paciente y paciente, y que, sin embargo, han ido creando la ingente base de información y conocimiento, inconsciente e intuitiva, sustrato de la pericia y la excelencia clínica.
?Alguien ha visto al Dr. House ?haciendo clics en un maldito ordenador, al elaborar un pensamiento diagnóstico?.
El pensamiento experto es hipotético e intuitivo y nunca algorítmico, como se pretende imponer con un simple y limitado algoritmo de gasto, mal llamado de diagnóstico, por este nuevo uso econo-cientifista que la ignorancia directiva ha impuesto como último cartucho.
Hace un mes, una colega, directiva médica valenciana, me decía que estaba retrasando la orden de retirar la opción de <ESC> que permitía, al profesional, saltarse el fatídico túnel de lavado cerebral del algoritmo de indicación terapéutica, porque algunos médicos, a los que ella consideraba sensatos y competentes, le decían que el simplismo del mismo limitaba el acceso a tal indicación o tal prueba, para los casos en los que ‘algo’, en los que su intuición (‘Copia Eferente’) les obligaba a indicarla, a pesar de lo que dijera el algoritmo.
Es muy trascendente ser consciente de la elección del tipo de Modelo de Horizonte de Desempe?o que ha de regir la organización sanitaria. Hay tres horizontes posibles, con consecuencias muy diferentes: “Hacerlo Bien”, “Hacer LO Mejor” o “Hacerlo Mejor”.
Hacerlo Bien es el Horizonte elegido en el ejemplo comentado de los Algoritmos o Protocolos.
Un colectivo de profesionales, con visiones diferentes e intereses e influencias singulares, terminan acordando, respecto a valores probabilísticos de tendencia central o de valor medio, un procedimiento, con vocación de orientación general. Eso, que son las Guías Clínicas, lo agradecemos profundamente los profesionales, pero, una vez leídas, las colocamos en el almacén de información y experiencia. Hasta aquí todo es una suma.
Cuando un no asistencial, es decir un profesional sin ‘Copia Eferente’, en general directivos o farmacéuticos de dirección, no farmacólogos, sin experiencia clínica ni responsabilidad económica, ven tal Guía, al carecer de la ‘Copia Eferente’ que les permita reconocer la realidad, creen haber descubierto, en su osada ignorancia, la herramienta de presión profesional que acabe con los gastos, sin tener que bajar a la arena de la Gestión de los Comportamientos ?cuando el sistema es incapaz de discernir, de entre los que gastan poco, al? que cierra la puerta o al? que es altamente eficiente, o, de entre los que gastan mucho, al que hace mucho y gasta o al que es un despilfarrador (Diagrama X)
Esa Organización habrá convertido un medio de ayuda, el algoritmo, en una finalidad inapelable. El profesional solo podrá Hacerlo Bien si cumple el algoritmo. La consecuencia es grave. La organización tiende al procedimentalismo, a la burocracia, a la desafección con el paciente que ‘se sale’ de la norma, a la irreflexión, a la mediocridad. Todo nuestro esfuerzo de mejora se reducirá a tener unos cuantos grupos de “calidad”, cuya única y sublime misión será la de leerse la bibliografía anglosajona para ‘actualizar’ el procedimiento actual, con las nuevas revisiones de terceros, esos que sí dudan, piensan, evalúan, prueban, yerran, concluyen y lo publican varios a?os después. Nuestro maná. Mientras tanto habremos perdido tiempo y habremos centrado a toda la organización en cumplir el anterior protocolo-algoritmo instalado en mediciones de Carteras de Servicio. ?Qué poco ‘modernos y al día’ fueron considerados los que no se creyeron la prevención cardiovascular de la Terapia Hormonal Sustitutiva!. ?Qué mal salieron y salen, en las mediciones de Carteras de Servicio, aquellos y estos profesionales intuitivos, capaces de resolver sin tener que cumplimentar el procedimiento mediocre!.
Aún peor que lo anterior resulta la elección del Horizonte “Hacer LO Mejor”, que además del elevado costo asociado, sanciona al procedimiento elegido como algo insuperable. La consecuencia es más grave. ?Para qué hemos de esforzarnos en pensar, si esto que ya hacemos es LO Mejor?. Mi único esfuerzo profesional se concentrará, durante mis a?os de desempe?o, en dominar la técnica, sin dudar sobre su bondad o sus alternativas. La Cirugía del Raquis de los 90, el tratamiento del Dolor y las Unidades del Dolor son paradigmas de ello. ?Y si resulta que la Fibromialgia, el Colon Irritable, la Migra?a, el Lumbago, son un error cerebral ?y no una patología con da?o, que se cura en 4 sesiones grupales, con solo información? .
Hacerlo Bien o Hacer LO Mejor nunca permitirán a la organización crecer, aprender o cuestionar el suelo que se pisa o la bondad de las ‘evidencias del momento’.
Las organizaciones en las que los Protocolos mandan, esos que han hecho tomar la Presión Arterial 30 veces al a?o a los pacientes, con el mismo impacto que hacerlo una sola vez, o esas en las que los algoritmos se convierten en filtro, en paso obligado, en vez de en información y ayuda al conocimiento experto, están muertas en vida y condenadas a que nunca produzcan, entre sus filas, un Marshall y un Warren, o a que, si estos aparecieran, se largaran.
Será una organización que no tendrá ulceras duodenales, porque la población ya no tendrá duodenos, ni fundus gástricos, tras tantas gastrectomía, piloroplastias y vagotonías Bien Hechas.
El crecimiento de la organización solo será posible con el Modelo de Horizonte del “Hacerlo Mejor”, o dicho más claramente, con el modelo centrado, exclusivamente, en la Meta, la de lograr la “ausencia de ?lceras Pépticas”, al permitir, provocar, estimular y promover el que los profesionales piensen, prueben, ensayen, yerren, duden, concluyan, publiquen y emulen a los que hubieran conseguido “la mayor salud gástrica, al menos Coste.
Ello obliga, primero, a retirar todo obstáculo procedimental (algoritmo, protocolo) del acto clínico, segundo, a medir por finalidad el 100% de Necesidad Epidemiológica esperada y, tercero, a devolver a los profesionales su información para que puedan pensar, probar, ensayar, errar y concluir.
Y ?qué hay que hacer ahora, en los Servicios de Salud?, simplemente, decirle al profesional que lo que se le va a medir es la reducción de la incidencia de Ictus, IAM y Arteriosclerosis, con este presupuesto general y ?concluir con el castizo “?Uds. verán como se lo montan para lograrlo”!.
Directivo!, ?deja en paz al profesional y respeta la dificultad de su tarea! = Presiónale sobre finalidades de salud, dale un presupuesto, mide el resultado final y déjale vivir, que bastante complejo es su desempe?o para pretendas entenderlo y dominarle sin haberlo ejercido. ?Directivo! No solo no hay que ser tonto, tampoco hay que parecerlo.
En Medicina sin autonomía no hay calidad
Extraído de Acta Sanitaria
por?Juan Gérvas (jgervasc@meditex.es)?
Se pasa así a un sistema que parasita lo público, que saquea lo público, que se presta a la corrupción y el amiguismo y que tiene por enemigo al médico y su autonomía. Se busca el servilismo, y el inmovilismo.??Como si no fuera suficiente, los políticos pretenden entrar en la intimidad de las consultas. Es decir, pretenden firmar recetas con corbata, no con bata, en dura frase de Javier Padilla
En la práctica instalan algoritmos en la historia clínica electrónica que llevan a medicamentos y a tratamientos ?según protocolos?. No es ciencia ficción, es práctica diaria en Andalucía, y en su versión extrema en Valencia. Sabemos que tales protocolos, guías y algoritmos carecen de fundamento científico, y más cuantos más expertos participen en su confección.?Sabemos que no son sistemas de ayuda a la decisión, que podrían mejorar la calidad, bien analizados por Rafa Bravo
Los médicos precisan autonomía para ofrecer calidad, para adaptar la respuesta a las necesidades y a la situación del paciente concreto (la lex artis ad hoc que exigen los jueces).
El control es bueno, pero la confianza es mejor.
Los servicios sanitarios son personales y si se desconfía del personal hay que cerrar. Sin autonomía no hay calidad, ni Medicina.