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Do Younger or Older Doctors Get Better Results?
?Obtienen mejores resultados los médicos más jóvenes que los mayores?
La eficacia de un médico tiene menos que ver con la edad que con el número de pacientes que atiende y con su capacidad para mantenerse al día de las nuevas investigaciones.
Traducción de Do Younger or Older Doctors Get Better Results? por Anupam B. Jena y Christopher Worsham publicado en The Wall Street Journal el 8/7/2023
Imagina que te ingresan en el hospital y conoces por primera vez al médico que te atiende. ?Quién esperas que entre por esa puerta? ?Preferirías que tuviera más de 50 a?os y muchas canas, o que tuviera más de 30 y acabara de terminar la residencia?
En un estudio publicado en 2017, uno de nosotros (el Dr. Jena) y sus colegas se propusieron arrojar algo de luz sobre el papel de la edad cuando se trata de internistas que tratan a pacientes en hospitales. Estos médicos (conocidos como hospitalistas en USA) proporcionan la mayor parte de la atención a los pacientes de edad avanzada hospitalizados en EE. UU. con algunas de las enfermedades agudas más comunes, como infecciones graves, insuficiencia orgánica y problemas cardíacos.
En gran parte de la atención médica, los pacientes eligen a sus médicos basándose en aspectos como el trato con el paciente, la experiencia percibida, la capacidad de respuesta y otros atributos imposibles de deducir. Sin embargo, los pacientes hospitalizados no pueden decidir qué medico les atenderá, sino que son atendidos por el médico que esté de guardia en ese momento. Los médicos suelen cubrir el hospital en bloques de una o dos semanas cada vez.
Utilizamos los datos de Medicare sobre pacientes mayores de 65 a?os, y una base de datos que contiene las edades de los médicos, identificamos entre 2011 y 2013. unas 737.000 hospitalizaciones no electivas gestionadas por unos 19.000 médicos (hospitalistas) diferentes. Dividimos a los pacientes en cuatro grupos diferentes en función de la edad del médico que los trató: médicos de menos de 40 a?os, de 40 a 49 a?os, de 50 a 59 a?os y de 60 a?os en adelante.
Obviamente, los médicos de más edad tenían más a?os de experiencia desde que terminaron la residencia: los menores de 40 a?os tenían una media de 4,9 a?os de experiencia tras la residencia, mientras que los mayores de 60 a?os tenían 28,6 a?os. También era más probable que los médicos de más edad sean hombres: el 61% de los médicos menores de 40 a?os son hombres, frente al 84% de los médicos mayores de 60 a?os, lo que refleja el cambio en la composición por sexos que se ha producido en nuestra profesión en las últimas décadas.
Un porcentaje de pacientes hospitalizados sobrevivirá o morirá independientemente de quién sea su médico, pero para otros, el juicio clínico, la toma de decisiones y la habilidad técnica de su médico pueden ser la diferencia entre la vida y la muerte.
Asociación entre la edad del médico y la mortalidad del paciente a los 30 días en pacientes ingresados en el hospital.
El siguiente paso, por tanto, fue comparar las tasas de mortalidad a los 30 días entre los cuatro grupos de edades diferentes. Nuestro modelo estadístico reveló que, a medida que los médicos envejecían, sus pacientes presentaban tasas de mortalidad más elevadas. La tasa de los médicos menores de 40 a?os era del 10,8%, y aumentaba al 11,1% en el grupo de 40-49 a?os, al 11,3% en el grupo de 50-59 a?os y al 12,1% en el grupo de más de 60 a?os.
Para poner estas cifras en perspectiva, los resultados sugerían que si los médicos mayores de 60 a?os atendían a 1.000 pacientes, 13 pacientes que murieron a su cuidado habrían sobrevivido si hubieran sido atendidos por médicos menores de 40 a?os. Se repitió el análisis utilizando las tasas de mortalidad a 60 y 90 días, por si los resultados a más largo plazo hubieran sido diferentes, pero, una vez más, el patrón persistió: los médicos más jóvenes obtuvieron mejores resultados que sus compa?eros con más experiencia. De ahí surgió la pregunta inevitable: ?Por qué?
Hay dos explicaciones posibles. La primera es que exista un verdadero efecto de la edad, en el que el mero hecho de ser mayor provoque cambios en la forma de ejercer la medicina, lo que se traduce en una mayor mortalidad. Quizá los médicos de más edad confíen demasiado en su experiencia y piensen que ?han visto un caso así un millón de veces?, por lo que no aciertan en diagnósticos delicados.
La otra, que nos parece más probable, es que los médicos mayores y los más jóvenes hagan las cosas de forma diferente simplemente porque se formaron en épocas distintas. Los médicos más jóvenes poseen conocimientos clínicos más actuales. Si los médicos mayores no se han mantenido al día de los últimos avances en investigación y tecnología, o si no siguen las directrices más recientes, su atención puede no ser tan buena como la de sus colegas más jóvenes.
Una forma de que los médicos se mantengan al día es simplemente atendiendo a los pacientes. Cuando los pacientes acuden a nosotros con un diagnóstico determinado, esto puede incitarnos a consultar las últimas investigaciones, directrices o recomendaciones para esa enfermedad. Los medicamentos son la principal herramienta del internista; dado que se desarrollan nuevos y mejores fármacos a un ritmo (relativamente) rápido, atender a un gran volumen de pacientes es una buena forma de mantenerse al día.
Para ver si esto era así, repetimos el análisis, pero esta vez dividimos a los médicos en función de la edad y el volumen de casos. Comprobamos que, en el caso de los médicos de ?bajo volumen?, la mortalidad era mayor entre los de más edad. En el caso de los médicos de ?volumen medio?, el patrón era menos pronunciado. Y en el caso de los médicos de ?gran volumen?, el patrón desaparecía por completo. En la práctica, mientras un médico atienda a un número suficiente de pacientes, su edad es irrelevante para la atención que presta.
?Significa esto que, en conjunto, los médicos jóvenes son ?mejores? que los mayores? Este estudio sugiere que si por ?mejor? se entiende que un medico tenga una menor mortalidad a los 30 días, entonces habría que decir que sí. Pero, ?Qué ocurre con los cirujanos, que además de su capacidad diagnóstica requieren habilidades técnicas que dependen de la experiencia y de su ?memoria motriz??
Para averiguarlo, otro estudio del Dr. Jena y sus colegas analizó a unos 900.000 pacientes de Medicare que se sometieron a cirugías mayores comunes no electivas (por ejemplo, reparación urgente de fractura de cadera o cirugía de vesícula biliar) realizadas por unos 46.000 cirujanos de distintas edades. Elegimos la cirugía no electiva porque los pacientes no tienen mucho control sobre su cirujano cuando acuden con un problema urgente o emergente. Al igual que ocurre con los internistas de hospital, acaban siendo asignados al cirujano de turno de forma aleatoria. Al igual que antes, los pacientes se dividieron en cuatro grupos en función de la edad de su cirujano, y utilizamos un modelo estadístico para calcular la tasa de mortalidad a los 30 días de la intervención.
Los resultados mostraron que, a diferencia de los internistas, los cirujanos mejoraban con la edad. Las tasas de mortalidad de sus pacientes disminuían ligera, pero significativamente a medida que envejecían: la mortalidad era del 6,6% para los cirujanos menores de 40 a?os, del 6,5% para los cirujanos de 40-49 a?os, del 6,4% para los cirujanos de 50-59 a?os y del 6,3% para los cirujanos mayores de 60 a?os.
Está claro que aquí ocurre algo diferente. Es posible que para los internistas, el beneficio de una experiencia cada vez mayor empiece a verse superado por su conocimiento cada vez menor de los cuidados más actualizados. Sin embargo, es diferente para los cirujanos, que perfeccionan muchas de sus habilidades en el quirófano. Los cirujanos adquieren memoria motriz (muscle memory) mediante la repetición, trabajando en espacios reducidos con una anatomía compleja. Aprenden a prever los problemas técnicos antes de que se produzcan y a planificarlos basándose en la experiencia previa. Con el tiempo, adquieren una mayor destreza técnica en una mayor variedad de situaciones, aprenden a evitar mejor las complicaciones y a elegir mejores estrategias quirúrgicas.
?Qué significa esto para los pacientes cuando conocemos a un nuevo médico? Si tomamos en conjunto los estudios sobre internistas y cirujanos, está claro que la edad de un médico no es algo que pueda descartarse de plano -la edad sí importa-, pero tampoco puede considerarse de forma aislada. Si nos preocupa la calidad de la atención que recibimos, las preguntas que merece la pena hacerse no son ??Cuántos a?os tiene??, ni siquiera ??Cuántos a?os de experiencia tiene??, sino más bien ??Tiene mucha experiencia atendiendo a pacientes en mi situación?? o ??Qué hace para mantenerse al día en la investigación??.
Los doctores Jena y Worsham son investigadores en Harvard y ejercen la medicina en el Hospital General de Massachusetts. Este ensayo es una adaptación de su nuevo libro, ?Random Acts of Medicine: The Hidden Forces That Sway Doctors, Impact Patients, and Shape Our Health?, publicado el 11 de julio por Doubleday.
Hospitalización a domicilio : ?a setas o a rólex?
Por Julio Bonis en su perfil de Linkedin
El otro día comentaba cómo unas aparentemente inocentes declaraciones del presidente del colegio de médicos escondían la verdadera razón de la ?crisis del modelo? de atención primaria: la creencia de que AP está para que la patología menor no llegue al hospital.
Hoy traigo otro ejemplo de la ?esquizofrenia? en la que vive el sistema sanitario respecto al ?modelo?: las unidades de hospitalización a domicilio.
Una de las tareas con más impacto que uno puede hacer en atención primaria es atender a pacientes frágiles en su domicilio. Es sin embargo algo que consume tiempo y que, al menos en Madrid donde yo trabajé, lo hacía a menudo echando horas extras (porque la demanda espontánea ocupa toda la agenda) y, aunque parezca increíble, con mis propios medios (mi propio maletín y trasportándome a pie).
Pues bien, leemos aquí cómo en los últimos tiempos han proliferado en nuestro sistema unidades hospitalarias que cubren básicamente esa misma necesidad: la atención en el domicilio de pacientes frágiles.
Desde un punto de vista funcional no existen diferencias, pues un equipo de AP debería ser capaz de ofrecer esa atención.
?Cuáles son entonces las diferencias?
Básicamente que las unidades de hospitalización a domicilio funcionan con una cultura ?hospitalocentrista? lo que se traduce entre otras cosas en que:
– para acceder a sus servicios es necesario que un médico (del hospital) haga una interconsulta, en primaria el paciente lo solicita directamente (accesibilidad)
– una vez recibida la solicitud la unidad evalua y decide si acepta a ese paciente… solo si está ?estable? y existe un cuidador principal. Desde el hospital es posible decir ?esto no es mío?. En AP no.
– la unidad del hospital puede, porque puede rechazar derivaciones, crearse una lista de espera. Se establece de manera natural un límite: no podemos atender más de X pacientes. En AP es anatema poner un límite: se atiende toda la demanda, lo mismo sean 20 que 70.
– a la unidad del hospital se la dota materialmente, tienen maletines que pone el hospital, ecógrafos… parece que hasta tienen coche. En AP está interiorizado que los profesionales se tienen que buscar la vida
– cuando desde el hospital se crea la unidad se la dota presupuestariamente y se crean contratos estables (en muchos casos comisiones de servicio muy cotizadas, pues son enfermeras que pasan de trabajar a turnos a tener horario fijo de ma?ana). Se dimensiona el equipo para cubrir incidencias, porque es un trabajo ?especializado? que no puede hacer cualquiera. En AP las vacaciones, o bajas se cubren con ?suplentes?… contratos de días de duración a veces a gente que no ha hecho ni la especialidad porque ?total, para tratar cosas menores cualquiera vale?.
Si se quiere un sistema con la AP como pilar, es incoherente que proliferen este tipo de sucedáneos de atención extrahospitalaria. A no ser que en realidad no se quiera un sistema con la AP como pilar.
Como dice el viejo chiste:
?a qué estamos, a setas o a rólex?
?A donde va lo que ahorra Atencion Primaria recetando genéricos?
domiciliación del hospital
Pronto se publicara el boom de gestión?sanitaria?del a?o: EL libro blanco de la domiciliación del hospital. Edit. MásTontunez, Madrid:2011
Con abundante evidencia?científica las nueva formas de gestión de hospital se abren paso y entre ellas la domiciliación. Basta ya de hospitales grises y habitaciones anonimas, basta de pasillos poco poblados surcados por tios/as en?pijamita con gorros?ridículos, basta de bip bip y olor a cloroformo 2.0, basta de intervenciones sin sentido. El ultimo meta-?análisis?del NEG (News Especialistes Gorronezs) ha?demostrado?que los?hospitales?son nefastos para la salud, y que los gestores?harían?bien transformado estos en calles y domicilios.
Bastara con encalar las paredes, poner?rótulos con nombres en las esquinas de cada pasillo, números en las habitaciones, traer flores, contratar?algún?que otro?paseante,?músicos?y?algún?perrito que haga sus necesidades?periódicamente, para lograr en su hopital un autentico y SANO ambiente callejero. Por supuesto estos nuevos hospitales domiciliados?estarán?atendidos por médicos home-internist (un nueva subespecialidad) junto a?médicos?de familia mercenarios. ?Ambos?irán?pertrechados de recetas, bolis, pan y abundantes?formularios que junto a?técnicas?quesoloellossabenhacer?servirán?para satisfacer todo tipo de demandas biopsicosociales que son las que realmente amenazan la salud.
Con estas y otras medidas, que iremos desgranado se logra la domiciliación del hospital: eficacia probada.
Dedicada al?Dr Bonis y al internista feroz.
veintiún gramos y doscientos metros
buenos hospitales, mala medicina
Con la excusa de la intervención quirúrgica de el Rey en el hospital ?Clínico de Barcelona, comenta y afirma Arcadi Espada en su columna de El Mundo de ayer 12 de mayo lo buenos que son los hospitales catalanes. Para apoyar su percepción, con la que estoy de acuerdo por otra parte, de la ?“superioridad catalana en términos de calidad hospitalaria” se recuesta en lo brazos de la bibliometría y su?aplicación a la biomedicina.
A poco que se investigue sobre esta aplicación práctica de las ciencias de la información que se conoce como bibliometría , se reconoce su escasa capacidad de medir la calidad y de lo marrullero y susceptible de manipulación de sus indicadores *.?Por mucho que lo digan los expertos a los que se arrima Espada, ?ni los “números” son objetivos por si mismos, ni la bibliometría puede categorizar los hospitales en buenos y malos, ítem mas cuando lo que mide es productividad investigadora y de lo que se trata?según? parece, es de eficacia asistencial.
En cualquier caso tampoco tiene mucha importancia, no hace falta siguiera soporte tan endeble para reconocer las superioridad de los hospitales de Catalu?a sobre los del resto de Espa?a . Es una realidad no sé si objetiva, pero sin comprobable y sin duda tiene pocas vueltas.
Sin embargo en estos buenos hospitales no tiene porque hacer una buena medicina y en este caso el ejemplo del monarca es perfecto, con todas las reservas que implica el?desconocimiento?del caso completo.?Lo explica muy bien Julio Bonis en su blog y explicarlo de nuevo seria redundancia, pero el caso de Su Majestad es un paradigma de medicina más que regular.?Práctica médica cuya ?mala calidad pasa inadvertida y es vendida y percibida como buena y salvadora. Esto es así “de siempre” y la causa es una incapaciadad de razonar en clave?numérica y epidemiológica de muchos ciudadanos, incluidos muchos médicos y sobre todo de las clases altas y teóricamente cultas de nuestro país.
Las razones que explican que nuestro soberano acuda a los hospitales catalanes, siempre lo ha hecho, no tiene que ver con la superioridad científica catalana, tiene que ver como apunta Arcadi con los sistemas de gestión privados que predominan en los hospitales catalanes. Y no por que los privados sean mejores per se, sino porque sus usuarios, las clases altas del país sin distinción de ideologías, de que sean reyes o periodistas, desprecian el sistema de sanidad pública, al que solo acuden cuando no queda otro remedio y/o tienen que salir en la tele.
*Bravo R, Ferreiro Aláez L. Factor de impacto y revistas biomédicas espa?olas. Med Clín (Barc). 1992; 98: 76-77
conciliación
Gracias a manyez y twitter me encuentro con este nuevo y más que prometedor blog ?de un farmacéutico de hospital ImagineFarma. Casualidades de la vida trata?en su último post de la conciliación de la medicación, tema que surgió espontáneamente en una grata reunión que tuve ayer y en el que me introdujo sin querer hace tiempo (sin querer yo, me refiero) el amigo Enrique Gavilán, y tema presente también hace unos días gracias al grupo de trabajo de la SEMFyC sobre seguridad del paciente. Este grupo, que ha tratado con anterioridad el asunto de la conciliación, nos envío la monografía de la sociedad catalana de farmacia clínica?titulada Guia per a la implantació de programes de conciliació de la medicació en els centres sanitaris disponible en PDF
La conciliación de la medicación o del tratamiento (reconciliation of medication)?se define como el proceso formal de valorar el listado completo y exacto de la medicación previa del paciente conjuntamente con la prescripción farmacoterapéutica después de la transición asistencial (después de un cambio de adscripción, al ingreso, o al alta hospitalaria).
Como se refiere en ImagineFarma la conciliación tiene como objetivo disminuir los errores de medicación que ocurren en la transición de los pacientes entre niveles asistenciales y que se deben al desconocimiento, total o parcial, del tratamiento actual de los pacientes, con lo que se omiten medicamentos ambulatorios necesarios, se producen duplicidades, se prescriben dosis y formas incorrectas, etc.
De indudable valor, creo que con su desarrollo actual es un poco exagerado presentarla como una herramienta valida y fundamentasl para disminuir los?errores de medicación.
Utilizando el buscador de Salud en red vemos que este asunto ya ha sido tratado por el mismo manyez, los chicos de hemos?leído, el blog de los?farmacéuticos?rurales y ?lógicamente?en salud y otras cosas de comer, el blog donde participa Enrique y que como decía al principio fue en el que me introdujo en este tema. El resultado -o, parte- se puede ver en las diapositivas que siguen, junto a un reciente artículo ingles sobre su aplicación en atención primaria.